"Covidades": Navidades y educación en tiempos de Covid-19.

Día 5 de enero de 2021, comienza el fin de las Navidades y nos toca volver a las aulas en 6 días. La vuelta a clase tras estas caóticas, extrañas, solitarias y terroríficas Navidades es toda una incógnita. Algunas regiones europeas optan por el retraso del comienzo de las clases, otras, en cambio, ya han empezado y en nuestra querida región manchega teníamos previsto empezar el día 8 de enero, pero se ha pospuesto al 11 debido al aviso de fuertes nevadas.

Mi opinión, sinceramente, es que creo que se debería retrasar la vuelta a las aulas por lo menos dos semanas contando desde el día de Reyes mínimo. No digo que no se dé clase durante esas semanas, se pueden realizar online perfectamente y seguir de manera presencial lo que resta de curso (o al menos, de trimestre).

Es cierto, que los centros escolares han demostrado no ser un foco de contagio tan grande como se pensaba al principio, pero la incidencia acumulada (IA) de las Comunidades Autónomas está aumentando (más en unas que en otras) y lo que todavía queda por aumentar solo lo sabe Dios. El efecto de las Navidades no ha terminado aún de verse en las estadísticas y el contacto estrecho en los institutos entre alumno-alumno, alumno-profesor y profesor-profesor puede hacer sonar las alarmas en los centros escolares.

Es más, en realidad me atrevo a subir mi apuesta y creo firmemente que debería haber un confinamiento general post-navideño. De nada sirve que las clases presenciales se suspendan si luego puedes salir a la calle y lamerle la cara al de al lado. Serían un par de semanas, así, tal cual, encerrados en nuestras humildes moradas. Además, ahora en enero como que pega más quedarse en casa. Solo se podría ir a trabajar, comprar, médicos y demás.

"¿Pero Andrea, y qué pasa con la hostelería, turismo, etc.?" Pues mira, el daño gordo ya se ha hecho durante todos estos meses: hay bares, restaurantes, locales, etc. arruinados. Con un confinamiento temporal, el ámbito de la restauración podría fomentar la comida a domicilio, el turismo ofertas para el post-confinamiento y en general cualquier solución creativa, sin olvidarnos de las ayudas que, por supuesto, se merecen todos los trabajadores afectados por esta crisis. Si durante las semanas que llegan ahora empiezan a aumentar los casos y a colapsarse los hospitales (muchos ya lo están), llegaremos al mismo punto de no poder salir o de tener horarios muy MUY restringidos, por tanto, mejor hacer el esfuerzo cuando todavía no se ha cobrado vidas, que intentar poner la tirita cuando ya lo que tenemos es un socavón.

Lo que se ha hecho en Navidades se ha hecho y no hay vuelta atrás. Los errores cometidos y la irresponsabilidad de la gente es algo que no se va a poder cambiar y que nos va a salir muy caro. Intentemos que el precio a pagar no sean tantas vidas y pongamos la solución al problema cuando todavía estemos "a tiempo" (vamos ya un poco tarde).

Por otro lado, está la nueva cepa de la Covid-19, más contagiosa, no sé si necesariamente más o menos mortal y está colapsando muchos hospitales en Europa. La nueva cepa ya está en España y se empezará a extender. Si se produce el mismo efecto que en el resto de Europa, en breves estaremos llorando a una cantidad de muertos más alta, ya no producida por la virulencia del virus, si no por la no atención médica debido al colapso hospitalario. Normalmente los virus evolucionan a más contagiosos y menos virulentos (la lógica lo dicta así), pero el Covid-19 nos ha enseñado que sabe romper las reglas. Aún queda mucho por conocer.

El 2021 viene cargado de esperanza, pero el comienzo está siendo negro como lo fue su año predecesor. No hemos salido del agujero, están intentando rescatarnos, pero todavía seguimos en él. No podemos cantar victoria ni confiarnos habiendo visto tan solo un pequeño rayo de luz. Estamos cansados, hartos, pero este pequeño esfuerzo final salvará vidas y no podemos olvidarnos de ello.

Empezamos el 2021 peor de lo que empezamos 2020, esperemos terminarlo mejor.