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Enseñanza en tiempos de Coronavirus

Actualizado: 1 oct 2021

Leyendo el título de esta entrada, lo más probable es que te imagines que lo que quiero contar en este post es mi experiencia como profesora de Secundaria durante el confinamiento. Actualmente no estoy ejerciendo, por tanto, podría contaros muy poco (lo que me cuentan algunos compañeros que sí ejercen) acerca de este "caos" que han sido las clases online.


Hoy, vengo a hablaros de la enseñanza en tiempos del Coronavirus, pero desde el punto de vista de los estudiantes.


Todos sabemos, ya sea por conocidos, por la televisión o por las redes sociales, que los profesores han estado colapsados de trabajo durante todo este tiempo. Al contrario de lo que muchos piensan, no han sido ni mucho menos unas "vacaciones" ni una excusa para hacer el vago, más bien ha sido todo lo contrario: horas y horas de trabajo intenso, explorando el mundo de las tecnologías en su máximo esplendor y lidiando con los errores de las aulas virtuales. La preparación de todo el material para poder impartirlo de forma online en tantos cursos a la vez, la corrección de cientos de trabajos y la búsqueda de la manera más óptima de evaluar, de aclarar dudas con una pantalla de por medio y de intentar llegar incluso a los alumnos que no disponían de medios digitales, ha sido cuanto menos una prueba de fuego que todos los profesores y profesoras han tenido que pasar estos meses. Para muchos, seguramente, ha sido el mayor reto que han afrontado en toda su carrera docente.


Pero, giremos un momento la cabeza y miremos al otro lado del barco, ¿Qué pasa con los alumnos y alumnas? ¿Qué hay de las dificultades que ellos han pasado? Durante estos meses, he estado realizando un voluntariado impartido por la URJC que trataba de ayudar y dar clases de apoyo vía online a estudiantes de la ESO de los institutos de Fuenlabrada. Esto me ha permitido generar mucha confianza con los alumnos y darme cuenta de verdad de lo que pensaban, de cómo llevaban realmente toda la situación académica y personal y de las dificultades que han podido tener en esta etapa nueva para todos.


En primer lugar, me gustaría resaltar que, hasta los alumnos de los cursos más tempranos de la ESO estaban muy concienciados con la situación, con su papel como personas sensatos y con su responsabilidad ciudadana. Para mí, ha sido una sorpresa y un orgullo ver cómo gente tan joven, que aún se está formando a nivel personal y a nivel moral, tenía tan clara la crisis que estábamos viviendo. He llegado a ver más responsabilidad social en estos chicos y chicas que en personas ya consideradas adultas. Por tanto, aplaudo a sus familias por contribuir a este hecho de haberles proporcionado una educación tan correcta y sensata.


Por otro lado, y yendo ya de lleno al tema que nos ocupa, me di cuenta de que todos, absolutamente todos ellos, tenían una dificultad común: sentían que no podían preguntar dudas durante la clase, no solo del instituto, si no también en las clases de las academias a las que asistían por las tardes, y eso hacía que se sintieran perdidos, desmotivados y olvidados. Todos ellos necesitaban apoyo, ya no porque sacasen malas o buenas notas, si no porque la pantalla les alejaba tanto del profesor y de la clase en sí que no se sentían del todo ubicados, no podían interactuar con la misma facilidad y, por tanto, muchas dudas quedaban sin aclarar, comenzando así una bola de dudas que se haría más y más grande a medida que avanzaba el tema y el curso. Por ello, el apoyo era fundamental para estos chicos. No hubiera estado de más que hubiesen tenido profesores de refuerzo durante este tiempo para poder atender dudas en grupos más pequeños. Está claro que, debido a ello, se han forzado bastante los aprobados, pero esa no es una solución que pueda volver a repetirse si hay algún tipo de rebrote.


Con esta observación, quería resaltar algo de lo que me llevo dando cuenta años. Algo que todos los alumnos tienen en común, desde los que sacan buenas notas hasta los que suspenden 8 asignaturas a la vez: todos ellos, se motivan y esfuerzan el doble cuando ven que es posible entender y comprender la asignatura. Esto es algo que ya se sabe, pero que nunca hay que olvidar, y mucho menos en tiempos de crisis como el que vivimos, en el que los alumnos se sienten más abandonados en general y hay que prestarles más atención de manera individual para que lleguen a los mismos resultados de aprendizaje que si no hubiera esta crisis. Es increíble como haciéndoles más caso de manera individual y sentándote con ellos una o dos veces a la semana par explicarles sus dudas, aunque sean dudas muy básicas, ves la mejora, ves que ellos trabajan fuera del horario de clase y ves que cada día se van motivando aún más porque por fin entienden la materia.


Con esto, quiero sacar algunas reflexiones sobre la educación durante la Covid-19 y sobre la educación en sí misma:

1) Todos sabemos que el modelo de educación actual, tal y como está planteado, no está preparado para que se impartan clases de manera online de una forma exitosa (y no solo lo digo por los alumnos y alumnas que no pueden acceder a un ordenador o también llamado "brecha digital", eso es un tema a tratar a parte porque da para otra entrada de blog). Extender más tiempo esta manera de dar clase, solo puede hacer que disminuya (y mucho) el nivel de los alumnos en los diferentes cursos y que cada vez tengamos alumnos más desmotivados y, por tanto, crezca el abandono escolar. Solución: si hay que volver a esto de las clases online, se deberían contratar profesores de apoyo para refuerzo, para poder dividir las clases y que haya menos alumnos por clase virtual (facilitando así la interacción alumno-profesor) y para que los profesores estén mucho menos saturados de trabajo (evitando así el agotamiento mental).

2) La inversión en educación es fundamental, y cuando digo inversión me refiero a que, en tiempos de crisis sanitaria, hay que hacer lo posible por mantener la crisis sanitaria controlada (uso de mascarillas, mantener distancias, en los centros, etc.), pero no hay que permitir que baje el nivel de aprendizaje del alumnado, ni que lleguen a cursos superiores con la mitad de conocimientos de los que deberían tener para afrontarlos. Si esto se mantiene en el tiempo, pueden pasar dos cosas: o solo son capaces de superar el curso los alumnos con capacidades más altas, o los niveles de dificultad de educaciones superiores tendrán que disminuir, empeorando así la calidad del grado. Para los tiempos que vienen, con un rebrote acechando en otoño, es fundamental la contratación de más profesorado para poder mantener la ratio en las clases y la habilitación de espacios nuevos para usarlos como aulas. De esta forma, la crisis sanitaria se controla y los niveles en educación se mantienen. Estoy segura de que puede haber un balance óptimo entre economía y sanidad-educación, donde no es necesario derrochar, pero tampoco se dejan las cosas como están actualmente. Es decir, ni blanco ni negro, hay toda una escala de grises de por medio que pueden hacer que todos nos beneficiemos

3) Esta reflexión final alude sobre todo a la educación en general. Los alumnos NUNCA deben darse por perdidos por ser comúnmente los que suspenden o por ser chicos o chicas problemáticos/as. Este tipo de alumnado solo necesita mucha, repito, mucha comprensión, mucha más atención que aquellos alumnos que son capaces de llevarlo todo bien por sí mismos y que creamos mucho más en ellos, que les hagamos ver que son capaces y que no lo dudamos ni un segundo. Solo así, serán capaces de abandonar la bola de inseguridad y "pasotismo" donde se han metido años atrás y que va creciendo a lo largo del tiempo. Por tanto, no hace falta ser un erudito para saber que, si estos alumnos de por sí necesitan mayor apoyo, en tiempo de crisis necesitan el doble, lo que se traduce en que debería haber más profesores para poder atender a sus necesidades.


En conclusión, actualmente, entre otras muchas cosas, están en juego la EDUCACIÓN y la SALUD de las personas, dos pilares fundamentales para llevar a cabo una vida digna tanto en el presente como en el futuro. Pongamos ambas como prioridad a la hora de gestionar esta crisis que estamos viviendo y la vuelta a la "normalidad" pre-Covid19 será mucho antes de lo que creemos, pues el agujero en el que caeremos no será tan profundo.


¡Buen finde y gracias por leerme!


Imagen cogida de rtve.es


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